Una bombilla de tecnologia de filamento incandescente.
- Las lámparas LED y las luces de bajo consumo ocuparán el nicho de mercado
- La medida ayudará a rebajar el consumo eléctrico de la UE el 20% para 2020
Las lámparas incandescentes, las tradicionales bombillas con filamento de toda la vida, tienen los días contados. Tras la retirada del mercado hace dos años de las de 100 vatios, ahora le llega el turno a las de potencia inferior.
Las bombillas incandescentes de 60 vatios, que son precisamente unas de las más utilizadas en España, empezarán a ser retiradas del mercado de la Unión Europea a partir del jueves 1 de septiembre, en aplicación de las normas comunitarias que obligan a retirar del mercado esta tecnología poco eficiente en el consumo de electricidad.
Se aplica así una Directiva de la Comisión Europea destinada a retirar del mercado aparatos de alto consumo y escasa eficiencia energética y mejorar el etiquetado. Se trata de un auténtico apagón incandescente, que lleva tiempo programado por la UE. Las bombillas de 100 W expiraron en 2009 y las de 75 vatios en 2010. En el calendario de la UE ya se decía que en septiembre de 2011 le tocaría el turno a las de 60 W. Las de 40 W y 25 W verán llegado su fin en septiembre de 2012.
Según la normativa de la UE, a partir del 1 de septiembre no será posible fabricar ni distribuir bombillas de más de 60 vatios. Los comercios sípodrán seguir vendiendo las existencias que tengan en este momento en sus almacenes.
El objetivo es sustituirlas progresivamente por sistemas de iluminación de bajo consumo, que ahorran energía, son más duraderos y más ecológicos.
El Ejecutivo comunitario estima que la sustitución de bombillas incandescentes por otros sistemas permitirá un ahorro anual de 40.000 millones de kilovatios/hora a partir de 2020, lo que equivale al consumo eléctrico de 11 millones de hogares o unos 15 millones de toneladas de CO2.
Con medidas como la retirada de las bombillas ineficietes, la UE aspira alcanzar el objetivo propuesto de reducir el consumo de energía en la comunidad europea el 20% para el año 2020.
Hay diversas tecnologías que permiten iluminar con un gasto energético varias veces menor. Los diodos emisores de luz - o lámparas LED-, y las lámparas fluorescentes compactas - popularmente conocidas como bombillas de bajo consumo y como CFL en el inglés internacional- , están entre las más utilizadas actualmente. Según el fabricante Phillips, las luces LED y las de bajo consumo gastan hasta un 90% menos que la tecnología anterior.
Otra de las ventajas que aportan estas tecnologías es su mayor duración; las bombillas LED tienen una vida útil de hasta 25.000 horas y las de bajo consumo de entre 7.000 y 12.000 horas. Esto supone multiplicar por 25 y por 7-12 respectivamente la durabilidad frente a las incandescentes, a las que se estima una vida útil de 1.000 horas.
Sin embargo, los usuarios encuentran defectos en ambas. El primero el del precio, que es superior al de las bombillas incandescentes, aunque a la larga se recupere teóricamente la inversión debido al menor consumo. Los usuarios también critican que tardan más en alcanzar el brillo adecuado y que la tonalidad de luz no igual a la de las viejas bombillas.
Hay que tener en cuenta, además, que desde el punto de vista ambiental las nuevas tecnologías también tienen problemas. Las lámparas de bajo consumo llevan en su interior un gas de mercurio que obliga a desecharlas como un residuo peligroso en contenedores especiales y a tomar precauciones para ventilar la casa en caso de rotura accidental.
En España existe una entidad llamada Ambilamp en la que participan las principales empresas de iluminación y que tiene como objetivo gestionar el sistema de recogida y tratamiento de residuos de lámparas. En su página web ofrecen un mapa interactivo de los puntos de recogidadonde un ciudadano puede depositar un fluorescente usado.
Las bombillas incandescentes de 60 vatios, que son precisamente unas de las más utilizadas en España, empezarán a ser retiradas del mercado de la Unión Europea a partir del jueves 1 de septiembre, en aplicación de las normas comunitarias que obligan a retirar del mercado esta tecnología poco eficiente en el consumo de electricidad.
Se aplica así una Directiva de la Comisión Europea destinada a retirar del mercado aparatos de alto consumo y escasa eficiencia energética y mejorar el etiquetado. Se trata de un auténtico apagón incandescente, que lleva tiempo programado por la UE. Las bombillas de 100 W expiraron en 2009 y las de 75 vatios en 2010. En el calendario de la UE ya se decía que en septiembre de 2011 le tocaría el turno a las de 60 W. Las de 40 W y 25 W verán llegado su fin en septiembre de 2012.
Según la normativa de la UE, a partir del 1 de septiembre no será posible fabricar ni distribuir bombillas de más de 60 vatios. Los comercios sípodrán seguir vendiendo las existencias que tengan en este momento en sus almacenes.
El objetivo es sustituirlas progresivamente por sistemas de iluminación de bajo consumo, que ahorran energía, son más duraderos y más ecológicos.
El Ejecutivo comunitario estima que la sustitución de bombillas incandescentes por otros sistemas permitirá un ahorro anual de 40.000 millones de kilovatios/hora a partir de 2020, lo que equivale al consumo eléctrico de 11 millones de hogares o unos 15 millones de toneladas de CO2.
Con medidas como la retirada de las bombillas ineficietes, la UE aspira alcanzar el objetivo propuesto de reducir el consumo de energía en la comunidad europea el 20% para el año 2020.
Una tecnología poco eficiente
Para entender a qué se debe la persecución de la administración contra la bombilla incandescente, un utensilio que ha iluminado el mundo desde que Edison le dio forma a finales del siglo XIX, hay que tener en cuenta que la tecnología incandescente es muy poco eficiente. Entre el90% y el 95% de la electricidad que utilizan se disipa en forma de calor -lo que hace que la bombilla queme al tocarla- y sólo una mínima fracción del 5% al 10% se transforman convenientemente en luz.Hay diversas tecnologías que permiten iluminar con un gasto energético varias veces menor. Los diodos emisores de luz - o lámparas LED-, y las lámparas fluorescentes compactas - popularmente conocidas como bombillas de bajo consumo y como CFL en el inglés internacional- , están entre las más utilizadas actualmente. Según el fabricante Phillips, las luces LED y las de bajo consumo gastan hasta un 90% menos que la tecnología anterior.
Otra de las ventajas que aportan estas tecnologías es su mayor duración; las bombillas LED tienen una vida útil de hasta 25.000 horas y las de bajo consumo de entre 7.000 y 12.000 horas. Esto supone multiplicar por 25 y por 7-12 respectivamente la durabilidad frente a las incandescentes, a las que se estima una vida útil de 1.000 horas.
Sin embargo, los usuarios encuentran defectos en ambas. El primero el del precio, que es superior al de las bombillas incandescentes, aunque a la larga se recupere teóricamente la inversión debido al menor consumo. Los usuarios también critican que tardan más en alcanzar el brillo adecuado y que la tonalidad de luz no igual a la de las viejas bombillas.
Hay que tener en cuenta, además, que desde el punto de vista ambiental las nuevas tecnologías también tienen problemas. Las lámparas de bajo consumo llevan en su interior un gas de mercurio que obliga a desecharlas como un residuo peligroso en contenedores especiales y a tomar precauciones para ventilar la casa en caso de rotura accidental.
En España existe una entidad llamada Ambilamp en la que participan las principales empresas de iluminación y que tiene como objetivo gestionar el sistema de recogida y tratamiento de residuos de lámparas. En su página web ofrecen un mapa interactivo de los puntos de recogidadonde un ciudadano puede depositar un fluorescente usado.
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