miércoles, 31 de agosto de 2011

Cómo interpretar la información sobre una bombilla LED

Las bombillas LED están reemplazando rápidamente a las incandescentes convencionales y a las fluorescentes compactas (CFL), tanto para uso doméstico como comercial. La experiencia de los consumidores con bombillas fluorescentes compactas (CFLs) ha sido a menudo pobre, lo que se ha traducido en una lenta difusión de las mismas. Al mismo tiempo, las bombillas LED se han vuelto más brillantes al alcanzar una eficacia de hasta 50 lúmenes por vatio. Uno de los objetivos clave de los fabricantes de bombillas LED para la iluminación de edificios es poder reproducir la luz procedente del sol. Ofrecen una calidad de luz más agradable, son mecánicamente más robustas y, en la actualidad, están disponibles en una gran variedad de modelos, lo que hace que puedan sustituir fácilmente cualquier bombilla incandescente. Además, las últimas bombillas LED son regulables y algunas lámparas con color ajustable, que ya se encuentran disponibles en Japón, incluyen la posibilidad de variar la calidez del color blanco. Pero, lo más importante de todo: el argumento económico es convincente. Aunque las bombillas LED todavía tienen un coste significativamente mayor que las incandescentes, también tienen una esperanza de vida de 30.000 horas o más y ahorran entre un 75% y un 80% más debido a su alta eficacia, lo que hace que la inversión inicial realizada sea amortizada en un periodo aceptable. Se espera que las bombillas LED reemplacen otras formas de iluminación doméstica y comercial en los próximos años. Éstas no sólo reducen los costes de energía, sino que también evitan requisitos de mantenimiento y ofrecen nuevas oportunidades para la creatividad en instalaciones luminosas. Entender los datos que se presentan en referencia al rendimiento de las bombillas y a su vida operativa es clave para hacer una elección adecuada del producto.
La mejor elección
En el mercado de la iluminación LED, cada vez compite un mayor número de marcas para obtener su cuota. Los precios están cayendo a medida que la tecnología madura, los procesos de fabricación se vuelven más refinados y la producción a gran escala, así como la gestión de la cadena de suministro entran en acción. El precio para un producto acabado que ofrecen los fabricantes que poseen una reputación pueden oscilar en un ±20%. Los de los productos de marcas poco conocidas e incluso los de bombillas LED de marca blanca, pueden parecer, en un primer momento, significativamente más bajos. De todas maneras, para poder vender a estos precios tan bajos, tienen que comprometer la calidad de los materiales y componentes utilizados, ya que es muy difícil conseguir ventajas de coste significativas en su fabricación. La calidad de los componentes en los circuitos electrónicos dentro de una bombilla LED es crítica a la hora de determinar la vida del producto, por tanto, podemos esperar fallos tempranos en bombillas baratas y un pobre retorno del capital invertido. La reputación de toda la industria de bombillas LED depende de que los consumidores entiendan este argumento. Por lo que se refiere a ahorro de energía, las mejores bombillas LED que existen en la actualidad ofrecen un ahorro de hasta un 75% en comparación con una bombilla incandescente. La cifra exacta depende de las condiciones de funcionamiento, incluyendo la temperatura ambiente y si se está utilizando un regulador o no. Cuando las bombillas no están siendo utilizadas a pleno rendimiento, la eficiencia del circuito se reduce.
A diferencia de las bombillas convencionales que fallan de repente y en su totalidad, los modos de fallo potenciales de las bombillas LED pueden implicar una reducción de su rendimiento más que un fallo total de la bombilla. Por esta razón, la vida operativa de las bombillas LED se calcula con respecto al tiempo transcurrido hasta que el rendimiento de la luz ha caído por debajo de un cierto nivel, quizá de un 70% o 50% desde su rendimiento original. Esto se designa como 'L70' o 'L50' en el lugar dónde consta la información sobre el producto. Las afirmaciones sobre la vida operativa pueden ser exageradas. Al igual que sucede con el tema de la eficacia lumínica, las compañías que tengan una marca con una reputación que proteger, serán normalmente muy conservadoras con las cifras que faciliten. Las empresas que intenten ganar una rápida cuota de mercado pero no tengan nada que perder en términos de reputación, ya se han mostrado algo optimistas en sus predicciones sobre la vida operativa de las bombillas y, bastante menos abiertos en lo referente a los datos sobre componentes relevantes o datos sobre test de vida de producto acelerados que respalden esas afirmaciones

El reto español de la eficiencia energética

El cambio climático es uno de los mayores desafíos a los que nos estamos enfrentando. Si no se realizan acciones a nivel mundial, los daños pueden ser irreparables y sin marcha atrás. Así, la Unión Europea ha establecido medidas sobre cambio climático y energía que prevén nuevos y ambiciosos objetivos para 2020. Se pretende situar a Europa en el camino del futuro sostenible, con una economía que genere pocas emisiones de gases de efecto invernadero y, por ende, consiga reducir el consumo de energía. Así, las acciones van encaminadas a disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 20%, ahorrar el 20% del consumo de energía mediante la realización de acciones de eficiencia energética y promover las energías no contaminantes hasta el 20%. Sin embargo, en España se utilizan como fuentes principales de energía el petróleo, el gas natural, el carbón, la energía nuclear y las energías renovables. Por ello, para cubrir nuestras necesidades energéticas, debemos importar casi el 80% de lo que consumimos. Por lo tanto, una de las mejores maneras de reducir el incesante crecimiento del consumo energético y situarse en la línea de la Unión Europea es la aplicación de acciones de eficiencia energética en los principales sectores consumidores de energía.
El transporte, el sector más consumidor de energía en España, acercándose al 40% del total nacional y, en especial, el coche que representa aproximadamente el 15%, debe potenciarse con medidas como el etiquetado para promover los vehículos de bajo consumo y eléctricos, fomentar alternativas al coche particular como el transporte público, el no motorizado y la diversificación en la movilidad de personas y mercancías, principalmente en el transporte por carretera. Los edificios (residencial y terciario), que representan el 35% de las necesidades energéticas de España, pueden alcanzar reducciones de una tercera parte del consumo promoviendo medidas para mejorar el diseño y rehabilitación de los inmuebles y fomentar la instalación de sistemas más eficientes de iluminación, calefacción, aire acondicionado y agua caliente sanitaria. Por último, en el sector industrial, responsable del 25% del consumo de energía de nuestro país, se ha demostrado la influencia en el descenso de consumos energéticos con la implantación de medidas de ahorro y eficiencia implementadas en los procesos industriales a través de aplicación de nuevas tecnologías, gracias a las conclusiones obtenidas en la realización de auditorías energéticas.