Los diodos emisores de luz LED (Light-Emitting Diode) llevan años utilizándose en electrónica. Se componen de semiconductores capaces de emitir luz cuando son sometidos a corrientes eléctricas. El color de la luz depende del semiconductor utilizado en la construcción del diodo. Pueden emitir en distintas longitudes de onda como infrarroja, la luz visible y ultravioleta.
Los LEDs los vemos en casi todos los aparatos en forma de pequeñas lamparitas de diversos colores. Su uso es más habitual de lo que parece, los hemos venido utilizando en mandos a distancia de equipos de música y televisores, como lectores de códigos de barra, pantallas de teléfonos móviles o celulares, calculadoras, paneles informativos tanto en interiores como exteriores, para señalización de carreteras, en pantallas de TV, transmisiones a través de fibra óptica, etc.
Gracias al desarrollo de la tecnología las prestaciones de los LEDs son muy superiores a las de años atrás lo que ha facilitado su uso en iluminación.
Los LEDs se fabrican para diversas tensiones desde 12 voltios a 220 voltios para uso en el hogar con la misma rosca y aspecto similar a las bombillas tradicionales. Se pueden elegir con índices de colores diferentes, blanco frio, como la luz de los fluorescentes, o blanco cálido con luz amarillenta similar a las bombillas incandescentes. Además existen fabricantes que permiten regular el tono y la potencia de la luz por medio de controles con mandos a distancia. En el mercado se pueden conseguir todo tipo de luminarias con tecnología LED.
Las ventajas de los LEDs son claras, bajo consumo (hasta 90% inferior a las bombillas tradicionales), no generan calor, ni radiación infrarroja o ultravioleta, tienen una vida entre 50000 y 100000 horas, no contienen gases ni productos nocivos para el medio ambiente y su encapsulado de plástico es más resistente que el vidrio usado en las bombillas incandescentes tradicionales.
La bombilla incandescente es la que menos aprovecha la energía que consume. El 95% se convierte en calor y sólo el 5% restante es lo que percibimos como luz visible. Su vida útil es de unas 2000 horas. Con lo que su baja eficiencia está más que demostrada, incluso emite radiación infrarroja y ultravioleta no visibles por el ojo humano y por tanto innecesarias.
Como ejemplo, una bombilla incandescente de 40 watios tiene una equivalencia lumínica de 2,5 watios en su versión LED. A pesar de su precio elevado, nos puede suponer un ahorro en la factura de la luz de hasta un 95% en algunos casos por año.
Algunos países han empezado a prohibir el uso de lámparas incandescentes conscientes del ahorro energético que supone emplear lámparas de bajo consumo. El uso de LEDs parece la mejor alternativa para todo tipo de instalaciones eléctricas independientemente de que tengan o no energía solar.
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