Visto que uno de los objetivos de este blog -ambicioso, lo sé- es acabar con la base del poder de los monopolios eléctricos, a la luz de las
informaciones aparecidas esta semana sobre una nueva subida en la factura de la luz, he decidido iniciar una nueva línea de debate, cuyo principal propósito es el análisis de qué pagamos en nuestro recibo de la luz.
Me gustaría que la línea “intentando entender la factura eléctrica” fuera realmente interactiva y que en ella participaran todos aquellos y aquellas con información y opinión formada sobre esta cuestión. Por mi parte, me la estoy formando, así que iré volcando en las entradas sucesivas lo que creo ir aprendiendo que, por estar en abierto en la red, está sujeto a revisión y contrastación.
Lo que intuyo al iniciar este debate es:
a) lo que pagamos en nuestra factura va mucho más allá del “justo” pago por un suministro, por el contrario, estamos financiando el mantenimiento del sistema -de poder monopolístico- eléctrico actual
b) la factura no es transparente, pues si lo fuera, los consumidores tendríamos argumentos para optar por un sistema distinto de producción y suministro. En una sociedad democrática -y de mercado- la base de la soberania del consumidor es saber a quién paga y por que conceptos. Sino, no hay elección posible y, por tanto, no hay posibilidad de “forzar” un cambio.
Hoy, después de varias horas de búsqueda, he aprendido tres cosas.
1) De lo que pagamos en la factura de la luz, aproximadamente la mitad son costes del suministro energético y el
resto tiene que ver con un “cajón de sastre” que se denomina
tarifa de acceso.
Fuente: http://www.energiaysociedad.es
Si me fío de la
calculadora de consumo de UNESA, la Asociación Española de la Industria Eléctrica, como promedio, si pagara 100 euros en mi factura de electricidad, el coste de la energía sería del 24,4%, el transporte de la energía desde la planta generadora a la red distribuidora del 4,8% y el coste de distribución hasta los consumidores el 15,7%. Por ello, entiendo que las tres primeras partidas del gráfico (coste+margen, transporte y distribución), representan en torno a un 45% de la factura se corresponde con el proceso de generación, distribución y comercialización de la electricidad. El resto, ya es más difícil de explicar. Empezando por la parte baja del gráfico.
- Entiendo que los “otros costes” incluyen el extracoste de Baleares, Canarias y Ceuta y Melilla, la moratoria nuclear y otros costes asociados a esta energía y algunos -no todos- de los que se atribuyen a la gestión de la demanda. Esto puede representar entre un 7,4% de la factura (calculadora unesa) y un 11,5% (estimado a partir del coste total presentado en la previsión de costes de 2010 del Minsiterio de Industria, Turismo y Comercio).
- Las “primas al régimen especial”, parte de las cuales son las primas a las renovables, representan en torno un 19,9% y casi un 30% del total (mismas fuentes que lo anterior).
- Los “déficits de años anteriores” incluyen el famoso déficit de tarifa, que representa la diferencia entre la tarifa que fija el gobierno y el coste “real” de la electricidad, y que sistemáticamente resulta en un debe a las eléctricas -entre un 8,5% y un 10% de la factura.
- Por último, las dos columnas que faltan incluyen, lo que pagamos a la Comisión Nacional de Energía (CNE) para que cumpla su función de intermediario en el complejo proceso que va desde que se paga la factura de la electricidad hasta el déficit eléctrico final. Además, de otros gastos, que incluyen también los de gestión comercial, no incluidos en “otros costes”.
A todo ello le hemos de añadir lo que los contribuyentes pagamos en impuestos eléctricos, 18% de IVA y 5,113% de impuesto específico de la electricidad, que según UNESA nos da un pago neto de 19,4%.
2) El famoso “déficit de tarifa”, que debería ser coyuntural, iba camino de convertirse en estructural, pues hay un desajuste entre lo que se considera que debería ser el coste de la electricidad (la tarifa) para el consumidores y lo que las eléctricas acaban, finalmente, facturando por este concepto. El Real Decreto Ley 6/2009 prevé el fin de este déficit para el año 2013, pero el déficit histórico ya se ha titulizado. El Real Decreto Ley 437/2010 culmina un proceso que se inició en 2003 y que ha permitido que se cree un mercado de títulos de déficit eléctrico. Es decir, que se produzca, según entiendo yo, la financiarización del déficit eléctrico.
3) Es extremadamente complejo entender-y creo que todavía estoy lejos de ello- la factura eléctrica para alguien, como yo, de inteligencia media y con estudios superiores vinculados con el ámbito de la economía. Sobre esto último creo que cualquier persona debería poder entender aquello por lo que paga, al menos en una sociedad que justifica sus políticas en aras a una supuesta soberanía del consumidor. Me he quedado de “una pieza” leyendo en las
páginas de la OCU que “A diferencia de otros sectores como el de telecomunicaciones, los contratos de electricidad no se someten a ningún tipo de control o supervisión. De hecho, ni siquiera suelen estar disponibles en la página web de estas compañías para su revisión (…) Igualmente, las compañías comercializadoras no están obligadas a publicar o informar de las tarifas que aplican a sus clientes”
Hoy, en esta primera aproximación a la factura eléctrica, lo que entiendo es raro, raro….Entiendo que como ciudadana -consumidora-, pago por cosas que no se lo que son, por un déficit que no he generado y que quien me factura no tiene obligación de explicarme qué tarifa se me aplica. La broma es fácil lo se, pero intuyo que lo mismo le debió pasar Ministro Soria cuando se pensó que las primas a las renovables se pagaban con los Presupuestos Generales del Estado. Hoy, por una vez, le entiendo, al pobre…